DOM PEDRO CASALDÁLIGA
I
-Leyendo a Tiago de Melo
El río de la vida que va al mar.
La garza en la ribera, a toda hora.
Y terco, el corazón, para cantar
"la dolorida brasa de la aurora".
II
-Profecía extrema, ratificada-
Yo moriré de pie como los árboles.
(Me matarán de pie).
El sol, como un testigo mayor, pondrá su lacre
sobre mi cuerpo doblemente ungido,
y los ríos y el mar
se harán camino de todos mis deseos,
mientras la selva amada sacudirá sus cúpulas, de júbilo.
Yo diré a mis palabras: no mentía gritándoos.
Dios dirá a mis amigos: "Certifico
que vivió con vosotros esperando este día".
De golpe, con la muerte,
se hará verdad mi vida.
¡Por fin habré amado!
III
Y llegaré, de noche
con el gozoso espanto
de ver,
por fin,
que anduve,
día a día,
sobre la misma palma de Tu mano.
PIENSA TAMBIÉN CON LOS PIES
DOM PEDRO CASALDÁLIGA
Piensa también
con los pies
sobre el camino
cansado
por tantos pies caminantes.
Piensa también, sobre todo,
con el corazón
abierto
a todos los corazones
que laten igual que el tuyo,
como hermanos,
peregrinos,
heridos también de vida,
heridos quizá de muerte.
Piensa vital, conviviente
conflictivamente hermano,
tiernamente compañero.
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